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¡Coma pescado por su salud!

¡Coma pescado por su salud!

Los niños no siempre aceptan bien el pescado…

Desde los 6 meses de edad, la mayoría de los lactantes está listo, a nivel de desarrollo motor, sensorial y de maduración funcional de los sistemas digestivo y renal, para aceptar otro tipo de alimentos. Según las recomendaciones, la introducción de nuevos alimentos no debe realizarse nunca antes de los 4 meses y, preferentemente, a partir de los 6 meses de edad, considerando siempre las particularidades del lactante, como por ejemplo, situaciones de atopia y alergias alimentarias, además de costumbres y de la realidad económica del núcleo familiar.

Pescado: fuente de proteínas y nutrientes

El pescado es una importante fuente de proteínas, pero también de otros nutrientes con una función determinante en el desarrollo, como los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga n-3, yodo e hierro. Como fuente de proteínas, en contexto de nutrición se llaman proteínas de alto valor biológico, porque contienen los aminoácidos esenciales en cantidades adecuadas para el organismo.

La introducción del pescado debe ocurrir después del 6.º mes, empezando por el pescado magro, como merluza, lenguado y platija. Debe empezarse por introducirlos en caldos/purés de verduras, con raciones de 10 g, e ir incrementando gradualmente hasta llegar a una porción de 25-30 g/día de pescado sin grasa, piel y espinas.

Muchas veces, a los niños les gusta poco el pescado debido a la forma de cocinarlo, pero no solo. Es muy importante tener en cuenta que hay “ventanas de oportunidad” para el desarrollo de competencias para entrenar el gusto, las texturas y la aceptación de alimentos gradualmente más sólidos. La falta de esta práctica, que deberá ocurrir entre los 8 y 10 meses, puede comprometer todo el proceso de diversificación alimentaria y aumentar, en el futuro, el riesgo de dificultades en el campo de la alimentación.

Es fundamental consumir pescado, ya que es una excelente fuente de ácidos grasos de la serie omega 3, una grasa imprescindible para el buen funcionamiento del cerebro y del corazón, y de zinc, un mineral fundamental para el desarrollo y crecimiento de los niños, que además aporta aumento del apetito y del gusto. También es rico en hierro, otro mineral fundamental para el cuerpo de un niño en crecimiento, sobre todo como elemento de prevención de anemias.

Para que el pescado y otros alimentos tengan su acción sinérgica y de complementariedad para la salud del niño, y para impedir el desperdicio de los nutrientes, la alimentación debe ser diversificada, con colores, sabrosa y, sobre todo, con un olor agradable, porque muchas veces la aceptación o el rechazo de los alimentos se debe al olor/aroma. Por ello, a fin de estimular el consumo de pescado por parte de los niños, es fundamental adoptar prácticas de cocina saludables y, a la vez, sabrosas, en las que las especias e hiervas tienen un papel fundamental para mejorar la aceptación de su consumo.

Artículo firmado por: Profesor Dr. Rosa Vilares, Fundación Portuguesa de Cardiología